Avelino Andrade Añón lleva veintisiete años sin ir a la consulta del médico y presume de una salud de hierro y de no saber lo que es un historial sanitario,a pesar de que el viernes se convirtió en uno de los pocos centenarios de
Con 20 años se fue a Uruguai,en busca de oportunidades,y en Montevideo trabajó algún tiempo de carpintero y allí aprendió a leer y a escibir.Estubo allí 22 años trabajando.
A su regreso formó una familia y siguió con la carpinteria.Vive solo aunque sus hijos no están de acuerdo y su mujer murió hace veinte años.
La última vez que acudió al médico fue en 1982 porque se torció un dedo.
Avelino escribe cada día sus memorias en una vieja máquina de escribir y hay tres cosas que no puede perderen un día cualquiera:la siesta,¨o caldiño¨ y su encuentro con la máquina de escribir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario